En esta entrada me dispongo
a comentar el artículo de Aberasturi y Correa, estos autores a través de su investigación pretenden
exponer cómo se enseña a ser maestra en educación infantil y cómo se construye la identidad de los y las
docentes. Según estos autores, la
escuela contribuye a perpetuar las categorías
hegemónicas de identidad masculina y femenina. Asimismo, que en Educación infantil haya más
mujeres que hombre se ve como algo normal en la sociedad, además se considera
que el papel de las maestras es dedicarse al cuidado físico y personal del
alumnado.
En cuanto a los hombres que se dedican a esta profesión y sobre todo en
esta etapa educativa, se ven abocados a enfrentarse a muchas dificultades por
el hecho de su masculinidad. Pues no se les ve con buenos ojos y además en la sociedad no está bien visto que los
maestros sean cariñosos con los niños
y las niñas, pues ocurre lo mismo
que en la película la Caza, que se
tienen sospechas sobre el profesor por tener un comportamiento con la niña que
no consideran adecuado y se le acusa y denuncia por abuso sexual.
En consecuencia los docentes tienen miedo a que se les
denuncie por demostrar su cariño hacia
el alumnado, por las represalias que puede
haber contra ellos, ya que se pueden
malinterpretar su relación con estos y
estas. Por otro lado, los niños y niñas
necesitan el cariño ya sea del profesor
y de la profesora si se les quiere inculcar que el ser afectuoso y demostrar
tus emociones no es solo algo que forma parte de la identidad femenina, sino también
de la identidad masculina. Pues que se relacione el cuidado y la afectividad a las
mujeres es solamente una construcción social
y cultura.
Además, las familias no tienen la misma confianza cuando
dejan a sus hijos con un docente que cuando lo hacen con una docente. Porque se piensan que la mujer realiza
mejor el trabajo de cuidar a los niños y que es una labor exclusiva de las mujeres.
Todas estas estigmatizaciones a las que se enfrentan los maestros pueden
afectar su labor y contribuir a que hagan mal su trabajo o no den el cien por
cien de ellos.
Estos autores terminar diciendo que no podemos cambiar la educación si no se es
coherente con lo que se predica y lo que se practica. Pues si queremos enseñar
al alumnado y a la sociedad que la educación infantil también la pueden ejercer
los hombres y que el contacto y la
afectividad son parte de la identidad del maestro, pero sobre todo que no es
una profesión exclusiva de las mujeres y que su labor no es meramente garantizar
el bienestar de los niños y niñas, sino que tienen mucho más que aportar y
ofrecer, debemos cambiar nuestra forma
de pensar y de hacer las cosas.
Por último, estoy muy de acuerdo con lo que se plantea en el
artículo y pienso como estos autores que
es necesario, no solo que haya más
hombres en el sistema educativo para enriquecer la práctica, sino que se le dé más
valor al trabajo que desempeñan las
mujeres en Educación infantil. En cuanto a mi experiencia tengo que decir que
en este País por lo menos se ha avanzado, y hoy en día hay hombres que pueden
desempeñar el papel de maestros en educación infantil, porque en lo que respeta
a Colombia, en las guarderías para la etapa de cero a seis, las únicas que
desempeñan esa labor son las mujeres. Espero
que en futuro esta situación cambie y también lo puedan hacer los hombres.
Os dejo esta cita, la cual considero resume el reto del sistema educativo y la sociedad. “El punto consiste en superar la dialéctica de la
dominación, no en convertir a los antiguos esclavos en nuevos amos. (...) Pero
limitarse a insertar a las mujeres en el sistema sin cambiar las reglas del juego
constituiría, en efecto, una mera reificación de las condiciones de desigualdad
hoy existentes. (p.82)”.
REFERENCIA
Aberasturi, E. y Correa, J. M. (s.f) ¿Cómo aprendes a ser
maestra? Repensar el género en la Educación Infantil. Universidad de País Vasco
(UPV-EHU).
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